World of Darkness -After the End-
Capítulo 1: Shadows of a Holly War.
El mundo iba en lo que muchos llaman "una montaña rusa", hacía solo dos años que la himanidad se refugio en sus hogares, presa del miedo, a rezar porque Dios les admitiera en los Cielos una vez que todo ese caos terminara; pero esos tiempos habían terminado, el mundo parecía ahora vivir en una relativa paz, lo peor había pasado, la humanidad hacía su lento camino hacia la recuperación, si bien era cierto, había problemas con ese grupo terrorista rumano, El Sabbat, y la relación con el Imperio Asiático no era muy buena realmente, pero esos eran problemas de Rumania e India, en un pequeño país de Sudamérica como Chile el peor problema que la población enfrentaba era la "Legislación de Nocturnos", la cual no era demasiado problema tampoco, ya que Chile nunca fue una tierra densamente poblada por Nocturnos, la mayor parte de la población, de hecho, no tenía muy clara la idea de lo que realmente era un "Nocturno"; había rumores de que era algún culto satánico secreto que había estado metiendo manos en la vida humana desde hacía siglos, otros creían que eran víctimas de una extraña enfermedad. Fuera cual fuera la verdad, la población chilena era lo bastante inteligente como para mantenerse lejos de los Nocturnos, ALGO debían haber hecho para que se buscara tan desesperadamente erradicarlos.
En medio del ambiente de recuperación están las personas que intentan recuperar el paso de sus vidas, que tratan de quedarse fuera de problemas, que van a trabajar o a estudiar, que ven en la televisión los discursos de la presidenta, aunque saben que en realidad el poder los tiene la Sociedad de Leopoldo, personas como Carolina Pino, estudiante de fonoaudiología de la Universidad de Valparaíso, una persona lo más normal del mundo, como cuanlquier chica de 20 años (amigas, pololo, estudios, carrete, familia, etc.), alguien cuya vida parecía que no podía cambiar sino para mejor; tuvo la suerte de nacer en un país que no se vio TAN afectado por el caos del 2007, la economía se recuperaba, le dio el puntaje para estudiar lo que quería, tenía una buena vida social, estaba pasando todos los ramos en la Universidad y sus padres podían pagar sus estudios sin la necesidad de becas, créditos ni nada por el estilo, tal y como podría esperarse de la hija de un hombre de negcios, Carolina (Caro o Cari para sus amigas) era una persona muy feliz, como un rayo de sol en estos tiempos desesperados, pero como todos sabemos, el sol no es bien recibido en el Mundo de las Tinieblas.
Las cosas empezaron a nublarse para Caro cuando regresaba a su casa de un carrete en la casa de una amiga, su pololo, Juan, se había excedido un poco con el ron-cola, así que ella lo estaba ayudando a caminar, y aprobechaba de retarlo por tomar tanto:
-No puedo creer que hayas tomado tanto, es la primera vez que te veo así tan curao.
-No grites....son las 10 de la noche recién ¿por qué te quisiste ir tan temprano?
-Son las 4 de la mañana, te pusiste el reloj al revés.- contestó la joven en tono indignado- ¿A caso ningún hombre puede carretear sin curarse?
La pareja se sentó a esperar la micro en un paradero, Caro empezó a pensar que tal vez debió haber alhojado en la casa de su amiga, era tan difícil y tan peligroso pillar una micro a esas horas -ya estamos muy lejos- pensó para sí misma mirando en dirección de la calle que acababan de caminar. A los 20 minutos de espera, un hombre que aparentaba unos 30 años se acercó a la pareja, Caro notó que había algo extraño en ese hombre, que extrañamente ella se sentía.... atraída por ese tipo que en la vida jamás había visto. El hombre extendió una pálida mano hacia la joven.
- Ven conmigo- dijo el extraño -te necesitamos linda.
- Sí- dijo Caro en una especie de trance, lo cual hizo que su pololo se enfadara, Juan no era de temperamento irascible, pero con alcohol en la sangre y cuando alguien molesta a tu polola, es difícil controlar ciertas reacciones:
- ¡¡Oe!! ¡¿Qué te pasa con mi mina weón!?- dijo Juan agarrando al hombre por el cuello.
- Suéltame niño- dijo el hombre en completa calma- no me obligues a defenderme.
Juan estaba incontrolable, preparó su puño izquierdo para descargarlo contra el hombre mientras su derecha sostenía su cuello, luego un momento de... Juan no sabía lo que era, su mente estaba totalmente en blanco, se sentía como en éxtasis, pero solo duró un segundo, después de esa maravillosa sensación vino el olor a sangre fresca y un profundo dolor en la mano derecha ¿Todavía sostenía al sujeto? intentó soltarlo para inspeccionar la herida de su mano derecha, debía poder hacerlo, ALGO se aprende después de 4 años de estudiar medicina; no sentía los dedos moverse ¿Por qué estaba Caro gritando así? Sintió la sangre fluir hasta su codo mientras trataba de mirar su propia mano, había demasiada, el viejo de mierda debió haberle cortado una vena... No, una vena no, Juan notó que ya no sentía la fría piel del cuello del hombre, pero se dio cuenta, horrorizado, de que no lo había soltado, su mano derecha había sido cercenada en la mitad del antebrazo, TODAVÍA sostenía al tipo del cuello, mienras el sádico lamía el muñón de mano con su larga lengua bífida -¿¡QUÉ ERES TÚ?!- preguntó el espantado estudiante mientras veía la larga lengua acercarse a su ojo como una flecha rápida, filosa y sangrienta, el glóbulo ocular reventó como un globo al tiempo que la cruel espada que salía de entre las mandíbulas del hombre perforaba el suave tejido del cerebro y destruía los huesos del cráneo, asomando la punta bífida por la parte de atrás de la cabeza del pobre diablo, y lo último que Juan sentía al caer era el éxtasis que le producía la letal herida de la Lengua del Áspid, su consciencia se fue y abandonó este mundo antes de poder sentir el dolor, Caro por otra parte, no tenía tanta suerte, gritaba con horror mientras se humedecían sus ojos al recordar todos los momentos felices que había vivido con el hombre que yacía sin vida en el piso; no hay que mencionar que el hombre de la lengua viperina ya no le parecía tan atrayente.
El hombre volvió a a extender la mano y con una sádica sonrisa dijo a la chica: "¿Y? ¿Vas a venir conmigo ahora? ¿Sí o no linda?"
- ¡No! ¡NOOOOO!- lloraba Caro mientras sostenía el cadáver de Juan, esperando que quedara algo de vida en el cuerpo del hombre que amaba.
- No te estoy dando a elegir niñita- dijo el extraño mientras sujetaba a su víctima del cuello de su blusa, desesperada, la chica le dio un puñetazo en el rostro, golpe que de algún modo proyectó al hombre tres metros en el aire y lo hizo estrellarse de cabeza contra un poste de luz cercano, Carolina cerró los ojos mientras excuchaba el atronador ruido de los huesos del cuello del hombre al romperse contra el poste, aterrada por la muerte de su pololo, por lo que acababa de hacer y por lo que acababa de ver, corrió de vuelta hasta la casa de su amiga; su mente era un caos, atormentada con pensamientos como "¿¡Qué acabo de hacer!? ¡¡MATÉ A UNA PERSONA!! ¿¡Era una persona verdad!? Esa lengua...¡Ay Juan! ¡Mi Juanito! ¡Mi niño! ¡¿Qué voy a hacer sin ti?!" Se pasó una manga por el rostro para secar sus lágrimas y ahogó su llanto mientras corría con todas sus fuerzas, huyendo del asesino que ella había asesinado, huyendo de la locura de aquella noche, huyendo del dolor.
- ¡MIERDA!- maldecía el extraño metros más atras en el momento en que despertó-¡La perdí de vista! ¡DHAMPIRA DE MIERDA!.
- Son las 6: 50 de la mañana, no deberías andar por la calle gritando tan temprano.- dijo una voz detrás del hombre, quien inmediatamente volteó a ver quien le hablaba-tu debes ser Armando Contreras, Setita, XIII generación, con un amplio dominio de Ofuscación y Prescencia, pero más bien... limitado en Serpentis- continuó tranquilamente el hombre, al que Armando encontró extrañamente parecido a Carolina- Mucho gusto, mi nombre es Ernesto Pino y solo para que lo sepas- dijo mientras su sonrisa de amabilidad cambiaba por una aterradora mirada de odio- NADIE HACE SUFRIR A MI HIJA SIN PAGAR UN PRECIO- acto seguido Ernesto sacó una larga daga de acero de su abrigo, con la cual cortó 4 veces el pecho de Armando.
- Nadie debería moverse tan rápido, no sin Celeridad- pensó el Setita mientras una extraña sensación se extendía desde sus heridas hasta su torrente sanguíneo, adormeciendo por completo su cuerpo, la Sierpe sentía como el poder del letargo le invadía.
- Eso se llama "Toque del Escorpión"- dijo Ernesto mientras limpiaba la daga con un pañuelo- es un poder más bien débil de Extinción, no tan letal como tu Lengua del Áspid, a pesar de estar más o menos al mismo nivel, pero sirve muy bien para reducir a un enemigo problemático, te quedan 30 segundos en estado consciente y... ¡Oh! ¡Mira! ¡El Sol se levantó temprano para trabajar hoy!- dijo el atacante mientras los primeros rayos del sol iluminaban el cielo, haciendo arder al desdichado chiquillo de Set y esparciendo al viento sus cenizas.
- Sangre...Débil- fueron las últimas palabras del Setita mientras observaba a su enemigo parado frente a él, sin siquiera hacer una mueca de dolor mientras el sol le abrazaba.
- Sí- respondió el cainita- pero igual el que muere eres tú, no yo.
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En una distante fortaleza, oculta en algún lugar de las montañas de Turquía, estaba un hombre de raza árabe, que aparentaba más o menos los 40 años, sentado en un trono negro, en el centro de un círculo grabado en la roca del suelo y adornado con diversos símbolos ocultistas, frente a él, sentados fuera del círculo, estaban tres hombres, mirando hacia la puerta del salón, como si esperaran que algo ocurriera, en ese momento el hombre sentado en el trono alzó la vista y miró hacia la puerta -Llegó- dijo al tiempo que la puerta comenzaba a abrirse, y por ella se asomaba un joven que debía estar entrando en la veintena, que vestía un largo abrigo color negro, llevaba el pelo recogido en una cola de caballo y una venda blanca en la frente que ensombrecía sus pequeños y rasgados ojos color ambar, el chico, de notoria ascendencia oriental avanzó por el salón hasta llegar al hombre que estaba sentado en medio de los 3 que aguardaban fuera del círculo.
- Si me va a sacar de mis asuntos, mejor que sea importante- dijo en su idioma natal- tengo una guerra que luchar en casa Thetmes-san.
- No soy yo el que solicita tu presencia rafiq, es el Ancestro- dijo el hombre enseñando sus facciones propias de los Norteafricanos y su piel oscura como el ébano.
- Deja que le hable Thetmes, no nos corresponde meternos en medio de los asuntos del Maestro- dijo el hombre a su derecha, un anciano pálido, en cuyo rostro brillaba un diamante en lugar de su ojo izquierdo y que tenía la manga blanca de su túnica recogida para que no le molestara al moverse, ya que no había brazo que la llenara, el joven rafiq hizo una reverencia a los tres hombres y luego se dirigió al que se sentaba en el trono.
- Te ves más cansado que la última vez que vine acá, este ritual que están haciendo parece que te está afectando.
- Es una pequeña compensación por las faltas de mi pasado, algo que todo padre haría por sus hijos, y a demás es lo que creo correcto, supongo que tú mejor que nadie puedes entenderlo.
- Sí, eso lo puedo entender.... viniendo de alguien como Haquim Hassan Al-Sabbah.
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